Sueño de adolescente cumplido

A los 12 años, ya era el típico friki mexicano obsesionado con el anime y el manga. Un día, mi primo llegó con un reportaje extranjero sobre las "dutch wives" (así las conocí). Quedé fascinado desde el primer momento que las vi. Tan fue así, que modifique una lista de "cosas que debía tener antes de morir", quite como tercer punto ir al concierto de mi artista favorito, que en ese momento parecía inalcanzable, por algo que parecía imposible quedando asi el top 3:

1. Una casa grande.
2. Una katana con filo real.
3. Una muñeca realista (sí, esa que acababa de descubrir).

El problema: en México, los precios eran una locura, la importación sonaba a ciencia ficción.

De poco en poco seguía información sobre las muñecas sexuales, cada año revisaba costos que eran ridículos para alguien que vive en México y aparte de que no tenías una certeza que esto pudiera ser importado a México.

El tiempo pasó: me casé, tuve familia, compré la casa grande, hice mi maestría, gracias a dios y a mi esfuerzo llegué a cierta estabilidad económica.

Fue el punto donde decidí comprar la katana (hoy guardada bajo llave por los niños).

Siempre prioricé el bienestar de mi familia, pero ese sueño nunca desapareció. De vez en cuando, volvía a investigar sobre muñecas realistas, a pesar de vivir en una región ultraconservadora de México donde incluso hablar de juguetes sexuales es tabú. Irónicamente, yo mismo le había comprado varios juguetes íntimos a mi esposa para nuestro juego previo, pero para mí no había nada.

Materializar mi tercer sueño parecía imposible, principalmente por un obstáculo clave: mi esposa. En nuestro entorno tradicional, hasta un simple vibrador podría causar escándalo. Sin embargo, el destino comenzó a allanar el camino de forma inesperada:

• Primer paso:Una vagina manual. Su reacción fue furiosa, pero al final cedió cuando le recordé la disparidad: ella tenía varios juguetes, yo ninguno.
• Segundo avance: Unos glúteos sintéticos (una ganga imposible de ignorar). Esta vez casi me lincha - ¡hasta lo comentó con sus padres!
• Tercer salto: Una muñeca de 60cm en una oferta irrechazable. El silencio de mi esposa duró semanas... pero finalmente lo superó.

La muñeca de 60 cm era solo un consuelo. Yo quería la experiencia completa: una de 160 cm, como aquellas que veía en los foros internacionales. Así que, con el corazón acelerado, me lancé al sueño.

Primer intento = desastre.
Caí en una estafa clásica (¡bendita sea la devolución del 90% del dinero!). Pero aprendí la lección: esta vez investigaría como detective. Me sumergí en foros especializados hasta dar con "S.Dolls y Relatos", donde finalmente encontré a Goodman, un vendedor que respondía mis mensajes a las 3 AM como si nada.

La espera fue un infierno.
Cada día de retraso me hacía revivir el trauma de la estafa. Goodman insistía: "Tranquilo, ya está en camino". Hasta que un día... ¡Llegó a mi estado! Pedí permiso en el trabajo (la excusa perfecta: "un paquete delicado"), porque sabía que si mi esposa la veía primero, me enterraban en el jardín.

El día D:
Ella no sabía nada. Cuando vio la caja gigante en la sala, su mirada fue una mezcla de horror, ira y "¿en qué momento mi vida se convirtió en esto?". Casi firmamos el divorcio ahí mismo. Mis amigos y sus esposas se enteraron (gracias, amor), y durante semanas fui el "loco de la muñeca" en todas las sobremesas.

Pero algo curioso pasó:

• Nunca le falté a mi esposa (sexual o emocionalmente). De hecho, la muñeca me quitó presión y, sorpresa: nuestra vida íntima mejoró.
• Ella jamás tocó a "la intrusa" (no somos esa clase de pareja), pero el tema dejó de ser tabú. Hasta bromea: "¿Ya le pusiste nombre a tu socia?" (aunque a veces aún me lanza miradas asesinas).
• Confesión: Nada se compara al sexo con una mujer real... pero ¡vaya que la muñeca se acerca!

Hoy, ese sueño de niño está cumplido. Mi Top 3 de la lista ya tiene sus tres checks ✅. Y aunque mi esposa aún gruñe, sé que en el futuro actualizaré a un modelo robótico (cuando la tecnología esté a la altura de mis expectativas frikis).

Moraleja: A veces los sueños más "extraños" son los que más nos enseñan... ¿o ustedes qué opinan?